- Aumenta la producción de elastina y colágeno.
- Libera endorfinas y ello contribuye a la analgesia.
- Efecto antiinflamatorio por la vasodilatación. Al aumentar el aporte sanguíneo se facilita la eliminación de toxinas y desechos así como la regeneración celular.
- Regula el PH.
- Mejora el sistema inmunitario.
- Activación del sistema nervioso vegetativo.
- Autorregulación térmica.
- Hiperemia y vasodilatación.
- Renovación del líquido intersticial.
- Eliminación de residuos metabólicos.
- Mejora el nivel de polarización celular.
- Analgesia de dolores de origen bioquímico (también en mecánicos y neurálgicos de forma indirecta).
- Relajación muscular.
- Eliminación de edemas por vía linfática y sanguínea.
- Diapédesis de elementos de defensa en la zona afectada.
Por todo lo anteriormente descrito podemos concluir que la radiofrecuencia de uso terapéutico y médico puede ser usada en multitud de patologías, ya sean agudas (roturas musculares, esguinces, epicondilitis…) o crónicas (artrosis, artritis…)
La afección más habitual en consulta suele ser la sobrecarga tanto cervical como lumbar y como hemos comprobado con numerosos pacientes, esta hipertermia profunda que se genera gracias a la radiofrecuencia, realmente genera un alivio en el paciente de manera rápida y con una sensación de calor muy agradable durante la sesión.
A pesar de ser una técnica respetuosa y nada invasiva para el paciente, presenta algunas contraindicaciones, como:
- Mujeres embarazadas o lactantes.
- Enfermedades cutáneas, heridas, arañazos…
- Prótesis metálicas.
- Marcapasos.
El uso de técnicas complementarias específicas en cualquier tratamiento de fisioterapia nos garantiza, en mayor medida, una mayor y óptima recuperación.